El transporte ya no es lugar solo para hombres –si es que así fue alguna vez. Mas y mas mujeres están encabezando este movimiento cuando se trata de movilizarnos en Los Angeles. Este Mes de la Historia de la Mujer vamos a compartir relatos y consejos de algunas de nuestras increíbles empleadas. Ya sea mejorando nuestras estaciones o conduciendo los autobuses, estas mujeres son responsables de hacer nuestros viajes seguros, cómodos, y a tiempo. El primer relato de nuestra serie es sobre –Lilian Meneses y Alicia Linares, dos mecánicas de autobuses en la División 13 en el centro de Los Angeles. Continúe leyendo para que se entere cómo iniciaron sus carreras.
Cuando Lilian Meneses era niña y veía a su padre reparar el auto, ella lo observaba con curiosidad. “Mi papá tuvo puras hijas y yo lo seguía a todos lados. Así que cuando él arreglaba el carro, yo le alcanzaba las herramientas. Quizás así me fui familiarizando con ese mundo”, dice Lilian, quien ha sido mecánica de autobuses en Metro durante 18 años.
Empezó su carrera en la agencia en el 2000 como asistente para el servicio de autobuses, donde además de asearlos, revisaba que tuvieran refrigerante, aceite y gasolina. Cinco años después, se animó a entrarle a la mecánica. “Veía que los chicos arreglaban los autobuses y me dije: ‘Creo que yo también puedo hacerlo’”.
Con los nervios encima, pero con determinación, se inscribió en las clases de entrenamiento “En el Trabajo” de Metro. Se graduó en el 2006 y hoy, no solo sabe de herramientas, sino que es una experta en remover e instalar las partes de los autobuses, cambiar frenos, filtros y bujías y arregla desde radiadores, alternadores, motores y mucho más.
Lilian también lleva a cabo inspección de autobuses. Por ejemplo, si el autobús esta haciendo un ruido inusual o extraño, tiene que encontrar la fuente del problema en una máquina de casi 60,000 libras de peso …y dejar el autobús en excelentes condiciones para que pueda transportar pasajeros sin ningún problema a la mañana siguiente.
Una de sus tareas más desafiantes ha sido manejar una grúa para autobuses. “Imagínate tener que subir al remolque un autobuses de 60 pies de largo” dice Lilian. “Es mucha responsabilidad. Hoy me siento orgullosa de decir que yo sé cómo hacerlo”.
El taller de mecánica funciona las 24 horas del día los siete días de la semana en tres horarios. Lilian tiene el horario conocido como ‘graveyard’, en el mundo del transporte se le llama así porque va de 9:00 p.m. a 5:30 a.m. “Ha sido difícil, pero es lo que mejor me ha funcionado para poder pasar tiempo con mi familia”. Sus cinco hijos presumen acerca de los conocimientos de sus mama con sus amigos.
Lilian, quien dejó Guatemala cuando era pequeña, venció su miedo a entrar a una carrera aún dominada por hombres y hoy no solo tiene nuevos conocimientos y experiencia sino también el respeto de sus colegas y la admiración de sus cinco hijos, quienes le cuentan con orgullo a sus amigos que su mamá es mecánica de autobuses.
Además de abrirle camino a otras mujeres en esta industria dominada por los hombres, algo que caracteriza a Lilian es la motivación que le da a otras compañeras para dejar de lado el temor y animarlas a empezar una carrera en la mecánica. Así lo hizo con Alicia Linares, quien llegó a Metro en 2001 también a trabajar como asistente de servicio para autobuses.
“Lilian me impulsó a llevar el entrenamiento “En el Trabajo” de Metro para ser mecánica y yo empecé nerviosa y asustada… ¡Yo era la única mujer en la clase!”, dice Alicia. No obstante, “Lilian nunca me soltó. Siempre me decía: ‘Si yo pude, tú también’. Con esa seguridad que me proyectó, me armé de valor y me gradué”.
De ello, ya han pasado 13 años, donde ambas han desarrollado una fuerte amistad y también una red de apoyo entre mujeres para alcanzar el éxito.
Alicia, quien dejó su natal México de niña, confiesa que aunque no todo es color de rosa –como la vez que terminó bañada en aceite de motor- ser mecánica es una carrera entretenida. Cambiar amortiguadores, bujías, ajustar válvulas, reparar radiadores, alternadores y más forman parte de sus días.
Hoy, Alicia ha logrado superar sus inseguridades. La confianza en sí misma y la destreza en sus habilidades la ha llevado a reparar en promedio más de 6,500 autobuses durante toda su carrera.
A las mujeres que quieren empezar una profesión en la mecánica, Alicia las anima a intentarlo. “Créeme, ser mecánica no te va a quitar lo femenino”, dice. “Es una carrera gratificante y aprendes que tienes la capacidad para crecer en tu carrera como todos tus colegas”, agrega la madre de hijos cuatro adultos –quienes dicen que su mamá es su mayor ejemplo de superación.
Lilian y Alicia trabajan juntas en la División 13 de Metro y ambas tienen años abriendo camino para que otras mujeres puedan ser profesionales en la mecánica. “Créeme, si tú pones determinación en tu mente, lo vas a lograr”, dice Lilian.
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