Esto es 30: más de 50 años en la industria del transporte

William Earl Dorsey comenzó a trabajar con el Southern California Rapid Transit District (Distrito de Tránsito Rápido del Sur de California-RTD) en 1969 como auxiliar de servicio. Poco tiempo después, comenzó a tomar clases de mecánica durante sus días libres para adquirir nuevas habilidades. Este año se retiró de su puesto como mecánico senior en Metro, culminando una increíble carrera de 53 años. Sus compañeros de trabajo lo llaman “Sr. Positividad”, “Sr. Confiable” y “nuestro embajador del transporte”. Sigue leyendo para aprender sobre su experiencia laboral y por qué llama hogar a la División 18.

William Earl Dorsey en la Division 18.

Por William Earl Dorsey

Crecí en Rosedale, en un pueblo muy pequeño de Louisiana, entre Lafayette y Baton Rouge. Es tan pequeño que si por casualidad estornudara conduciendo por el letrero de los límites de la ciudad de Rosedale y alguien dijera, “salud”, significaría que ya estaría en la siguiente ciudad. Mi papá trabajaba para Kaiser Aluminium; trabajó allí durante 32 años. Mi mamá se quedó en casa para criar a mis hermanos y hermanas.

Todavía tengo una vieja guía telefónica de Rosedale, Louisiana. Tiene 12 páginas.

Me mudé a Los Ángeles a fines de 1960 en busca de un trabajo estable. Cuando llegué aquí, no me gustó al principio. Crecí alrededor de pantanos en un pueblo de 650 personas. Era algo nuevo para mí vivir en una gran ciudad. ¡Era un lugar congestionado! Me tomó un tiempo acostumbrarme.

Conseguí un trabajo en una compañía telefónica, trabajando en el envío y recepción. Pero la empresa mudó todo a Pomona y decidí que no quería viajar hasta allá. Un antiguo compañero de clase de Luisiana que se había mudado a Long Beach ––(con quien jugué a la pelota, tiré canicas y hasta me  nos graduamos juntos con la clase del 65)–– fue quien me habló de RTD. Me dijo que estaban contratando a un hombre de servicios públicos.

Cuando me dijo lo que pagaba RTD, pensé que estaba bromeando: ¡$3.45 la hora! Mucha gente no sabe hasta dónde llegó el dólar en ese momento, pero para ese entonces era buen dinero.

Solicité el trabajo y lo siguiente que supe fue que me estaban llamando para una entrevista. Y una semana después de eso, me llamaron para que me hiciera un examen físico. Desde entonces, he estado aquí.

Empecé a trabajar en septiembre de 1969. Esto fue en la División 8 en Van Nuys. Mi trabajo consistía en limpiar los interiores de los autobuses a medida que salían de la línea. Más tarde, comencé a recargar el combustible. Los autobuses no tenían aire acondicionado cuando empecé. Así que podías llegar a tener  80 autobuses en un turno. Cuando llegó el momento de la reorganización, comencé a trabajar en el tercer turno, que comenzaba a las 11:30 de la noche y salía a las 8:30 de la mañana. Yo no tenía mucho tiempo de servicio en ese momento. Pero me empezó a gustar después de un tiempo porque podía tener los fines de semana libres.

En 1972, escuché que RTD estaba ofreciendo clases de mecánica gratuitas. La paga era mejor como mecánico, así que decidí hacerlo. Tomé ocho semanas de clases y luego algunos meses de entrenamiento, donde trabajé en el campo. Comencé mi nuevo rol como mecánico en RTD en 1973.

En 1993, el RTD se convirtió en MTA pero no supuso mucha diferencia en mi día a día. Mucha gente no se da cuenta de que las divisiones de autobuses son mucho más antiguas que RTD o Metro. Cada división tiene su propia cultura.

Durante los últimos 15 años, he sido el mecánico principal en el patio de la División 18 en Carson, que es la división más al sur de Metro. Cuando llegan los autobuses, compruebo el combustible (tienen que tener al menos 25 por libra) y me aseguro de que estén en buenas condiciones de funcionamiento. Si algo va mal, los mando a la tienda. También reviso los autobuses cuando salen, reviso que todo funcione como se supone que debe hacerlo. Hay más de 240 autobuses aquí en la División 18, que comienzan a llegar a las 2:00 am o 3:00 am.

Ahora que me jubilé, muchas personas me han preguntado qué es lo que más me ha gustado de trabajar para la MTA. No había pensado mucho en eso hasta ahora, pero vuelvo a dos cosas.

Primero, trabajar para la MTA ha sido un trabajo constante. Cuando trabajé en la construcción en Louisiana, por lo general pagaba bien pero no era muy estable. Si llovía, no podías trabajar. Y si no podías trabajar, tampoco te pagaban. El transporte es diferente. No importa lo que esté pasando en el mundo, todo el mundo necesita moverse. Es fiable, con buenas condiciones laborales y buenos beneficios. Así, puedes construir una buena jubilación.

En segundo lugar, la División 18 ha sido como mi hogar. Aunque es la división más grande, está unida como una familia. Todos nos conocemos. Todos nos necesitamos unos a otros para que esto funcione. En el patio, llegas a conocer a todos ––eso quiere decir, el lado del mantenimiento, que incluye a los mecánicos y asistentes de servicio, y el lado del transporte, que incluye a los conductores. Hemos hecho barbacoas, pizzas y, a veces, un gran pescado frito. He hecho algunos buenos amigos aquí.

Hace que un lugar tan grande como Los Ángeles se sienta más como el pequeño pueblo de Louisiana donde crecí.

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