Cuando Oswaldo Cruz abrió su correo electrónico y vio un mensaje de la escuela preguntándole si estaba interesado en una bicicleta gratis, su corazón dio un brinco de emoción. Completó un formulario sencillo y una semana después, fue el primero en llegar al evento de su escuela en Hawthorne, donde se iban a entregar las bicicletas. Eligió una con sus colores favoritos: rojo y negro. “Me dio mucha alegría recibirla”, dice el joven de 14 años. “Solo tuve una bicicleta cuando era pequeño y siempre soñé con tener otra”.
Ahora, y de lunes a viernes, Oswaldo va en bicicleta a Hawthorne Math & Science Academy, la única escuela secundaria en el Distrito Escolar de Hawthorne. “Antes caminaba más de 20 minutos para llegar a clase. Y si me tomaba unos minutos más para alistarme en la mañana, terminaba llegando tarde a la escuela”, dice el alumno de noveno grado. “Ahora, desde que recibí mi bicicleta, hace tres meses, ¡siempre he llegado a tiempo!” Los fines de semana, Oswaldo usa su bicicleta para pasear con sus amigos por el parque.
La bicicleta llegó a manos de Oswaldo gracias a Adopt A Bike (Adopta una Bicicleta), un programa de Metro que trabaja con grupos comunitarios para proporcionar bicicletas gratuitas a los residentes de comunidades vulnerables en el condado de Los Ángeles. El objetivo es mejorar las opciones de movilidad para que los miembros de la comunidad puedan acceder a sus escuelas, empleos y lugares de recreación.
¿Pero de dónde vienen estas bicicletas?
Cada mes, cerca de 300 y 400 bicicletas se quedan en nuestro sistema, ya sea en autobuses, trenes u otras instalaciones de Metro. Luego van al Departamento de Objetos Perdidos de Metro (cerca de la estación Heritage Square de la línea A) y permanecen allí durante 90 días, como lo exige la ley de California. Después de eso, pasan a ser propiedad de la agencia. Si bien algunos propietarios vienen a buscar su bicicleta, alrededor del 75% de los objetos se quedan sin ser reclamados.
Hace años, estas bicicletas eran vendidas en subasta o terminaban vendidas como chatarra, pero desde 2021 —cuando se lanzó el programa— pasaron al programa Adopta Una Bicicleta para ser devueltas a la comunidad. El programa se volvió permanente en 2023 y hoy Metro trabaja con cinco organizaciones comunitarias o CBO (encuentra cuáles son aquí) quienes luego de recibir una pequeña subvención, se encargan de reparar las bicicletas e identificar a las personas que más necesitan de este tipo de transporte.
Durante los últimos tres años, el programa ha distribuido casi 4,000 bicicletas a través de Adopt A Bike, lo que lo convierte en el programa más grande de su tipo en el país. Nuestros socios de CBO han otorgado bicicletas a personas de todo el condado como a familias de bajos ingresos, estudiantes, personas de la comunidad LGBTQ y jóvenes sin vivienda o que se encuentran en hogares de crianza, entre otros.
Bryan Aguilar, que asiste a la misma escuela en Hawthorne, recibió su bicicleta hace tres meses. “Yo la uso para ir a la escuela y los fines de semana ayudo a mi madre a entregar la comida para su negocio”, dice el joven de 18 años. “Mi mamá prepara comida salvadoreña y usa el único auto que tenemos en la casa para entregar los pedidos que están lejos de casa”, dice Bryan. “Yo hago las entregas locales”. Como hay espacio en los autobuses y trenes para llevar su bicicleta, también se ha animado a ir de paseo a DTLA, Hollywood, Long Beach y Santa Mónica.
“Este programa es crucial para la comunidad porque nos brinda un medio de transporte para desplazarnos y hacer conexiones”, dice Bryan. “Creo que abre una puerta a más oportunidades”.
Además de Hawthorne, Adopt A Bike presta servicios a comunidades en Cudahy, Compton, Boyle Heights, Long Beach, Culver City y otras ciudades y vecindarios en todo el este y sur de Los Ángeles, como Bellflower, donde el residente local Guillermo Castro recibió una bicicleta hace nueve meses. “Utilizo mi bicicleta para ir al trabajo: 35 minutos de ida y 35 minutos de regreso de lunes a viernes”, dice este hombre de 55 años.
Cuando Guillermo era más joven solía correr maratones en su México natal, pero a medida que pasó el tiempo y le puso más dedicación al trabajo, dejó de hacerlo. No fue hasta que empezó a sentir falta de aire y que su médico le detectó el colesterol alto que volvió a correr inmediatamente. “Ahora me concentro en mi salud. La bicicleta es mi herramienta para hacer ejercicio y mantenerme saludable”, afirma. “Y en una ciudad donde muchos todavía usan el coche, pero ya existen vías exclusivas para ciclistas y sin congestión, yo en la bicicleta voy como rey”.
Para obtener más información, escribe a AdoptABike@metro.net o visita metro.net/about/adopt-a-bike