En 2014, Michael Romero tenía una vida estable. Trabajaba como contador senior para una empresa de telecomunicaciones y alquilaba un apartamento en Toluca Lake, cerca de Universal Studios.
A principios de 2020, decidió dejar su trabajo y emprender su propia consultoría en el mismo sector. Pero cuando llegó la pandemia, sus clientes dejaron de pagar y las deudas se empezaron a acumular.
“El COVID me arrasó conmigo completamente; lo perdí todo”, recuerda Michael. Para cubrir sus gastos, usó sus ahorros y hasta vendió sus pertenencias. Finalmente, se vio obligado a dejar su apartamento.
Al verse sin hogar, se quedó un tiempo con familiares antes de terminar durmiendo en su coche. “Estacionaba en cualquier lugar cálido solo para poder pasar la noche”, recuerda. Lo único que se negó a vender fueron sus herramientas, que eventualmente le sirvieron para realizar trabajos de mantenimiento en casas particulares para ganar dinero y cubrir sus necesidades básicas.
“Estuve sin hogar durante casi un año y medio”, dice Michael. “Como antiguo miembro de la Marina y la Guardia Costera, ya había enfrentado situaciones difíciles, pero esto era diferente… Me sentí derrotado”.
Todo empezó a cambiar cuando un trabajador social le habló de Room-to-Work (De una habitación al trabajo), un programa de Metro que ofrece empleo a personas sin hogar. El objetivo es ayudar a los participantes a iniciarse en el sector del transporte, comenzando con un trabajo a tiempo parcial como conserje (o custodian).

Michael Romero limpia una estación del tren de la Línea B. Desde nuestra entrevista hace pocas semanas, ha recibido un ascenso dentro de la agencia. / Fotos y videos: Aurelia Ventura.
Lanzada en junio de 2022, la iniciativa ofrece más que un simple empleo. También ofrece capacitación y preparación para entrevistas con el fin de ayudar a los participantes a lograr un empleo estable. Metro colabora con organizaciones comunitarias, como la Autoridad de Servicios para Personas sin Hogar de Los Ángeles (LAHSA) para conectar a las personas sin hogar con esta oportunidad. Desde su lanzamiento, Room-to-Work ha proporcionado empleo a 87 personas, ofreciéndoles un camino hacia la estabilidad y cada vez más participantes se están capacitando para unirse al programa.
“Como conserje, me aseguro de que las estaciones de la Línea B estén limpias y que el suelo este libre de materiales peligrosos, como vidrios rotos o líquidos”, explica Michael, quien lleva casi un año en Metro. “Creo que este es un programa excelente que brinda a las personas una verdadera oportunidad de volver a levantarse”.
Hoy, Michael tiene un hogar estable, estudia para obtener su licenciatura en Administración de Empresas y, ahora que ha recobró la estabilidad financiera, también recuperó la custodia de su pequeño hijo.
“Room-to-Work es definitivamente una segunda oportunidad para empezar de cero”, afirma.
Una creciente necesidad de segundas oportunidades
En 2024, más de 75,000 personas en el condado de Los Ángeles se encontraban sin hogar, según el recuento más reciente de LAHSA. Entre ellas, casi 3,000 eran veteranos.
Los participantes de Room-to-Work provienen de diversos entornos, incluyendo veteranos, personas de comunidades desfavorecidas, aquellos afectados por la justicia y quienes luchan por encontrar empleo.
Angélica García es otra participante del programa. Se unió a Room-to-Work hace cuatro meses. “Limpio barandillas, ascensores y elimino pequeños grafitis en las estaciones de la Línea C”, dice. “Intento mantener todo lo más limpio posible para los pasajeros”.
Su vida cambió drásticamente tras una separación. Hasta entonces, había sido ama de casa y cuidaba a sus tres hijos. Pero al perder el ingreso de la expareja vio que ya no se podría pagar el alquiler de su apartamento en Pasadena y pronto, se encontró sin hogar.
“Mi papá me ayudó en ese momento, pero al poco tiempo falleció”, recuerda. Durante un tiempo, se quedó con sus tías y luego tuvo que dormir en su coche. Y aunque recibía vales para estancias temporales en hoteles, nada era permanente. “Finalmente, también perdí mi coche y no tenía ni idea de qué hacer”, dice.
Sin hogar ni transporte, sus hijos empezaron a faltar a la escuela hasta que una de las maestras la llamó. Cuando la maestra se enteró de lo que estaba sucediendo, la conectó con una organización que ayuda a personas sin hogar. Fue entonces cuando su trabajadora social le habló de Room-to-Work.
“Este programa es muy bueno. Me siento feliz y tranquila con un trabajo estable”, dice Angélica. “Como madre soltera, esta oportunidad me ayuda a mantener a mis hijos y mi horario, que termina a las 6:00 p. m., me permite pasar tiempo con ellos”.
Su meta ahora es convertirse en empleada de tiempo completo en Metro. “Me siento cómoda con mi equipo y aquí veo oportunidades de crecimiento”, dice Angélica.

Angélica García intenta mantener las estaciones lo más limpias posible para los pasajeros.
Para Angélica, Room-to-Work ha sido una gran ayuda para reconstruir su vida. Sabe de primera mano lo rápido que pueden cambiar las cosas.
“Cuando la gente ve a alguien sin hogar, su primera reacción suele ser juzgar”, dice. “Creo que eso está mal porque nunca se sabe por lo que está pasando otra persona”.
Michael coincide. “Créeme, cuando lo pierdes todo, no tienes ide por dónde empezar de nuevo… Ser amable nunca está de más”.
Para más información sobre albergues, empleo o servicios disponibles en el condado de Los Ángeles, visita: www.lahsa.org/get-help.